Expertos vinculan el uso de pantallas al mal rendimiento y a un daño en la salud física, emocional y psicológica de la infancia.
Según un estudio publicado por la Sociedad Chilena de Pediatría, las niñas y niños en Chile pasan entre 5,3 y 6,1 horas diarias frente a las pantallas; lo que equivale a más de un tercio de su tiempo despiertos.
El estudio titulado “Aumento de horas de pantalla se asocia con un bajo rendimiento escolar” pone en evidencia cómo el exceso de horas de pantalla afecta negativamente tanto el desarrollo cognitivo de los escolares como su rendimiento académico; y cómo a mayor tiempo de pantallas más dificultades tienen para mantener la atención en clases o resolver tareas complejas.
A esta situación se suma que, según el informe “La Economía Móvil en América Latina”, entregado el año 2021 por la Asociación GSM, durante los próximos cuatro años en Latinoamérica se alcanzará una tasa de adopción de smartphones mayor al 80 por ciento; cifra a la cual los menores ingresan de manera acelerada.
El Dr. José María Paricio Talayero, especialista en Pediatría, explica cómo las pantallas pueden ocasionar un efecto negativo en el desarrollo emocional e intelectual de la infancia, desencadenando problemas de sueño, obesidad infantil, diabetes tipo 2, agresividad o dificultades para la adquisición del lenguaje y la escritura, entre otros.
¿Por qué si hay tanta evidencia sobre los efectos negativos, la infancia en Chile sigue en las pantallas? Laura, mamá de Teo de 8 años, nos cuenta que “como mamá, sacar a Teo de la pantalla y los videojuegos es muy difícil. Ya no sé qué hacer. Siempre estoy buscando llevarlo a actividades para que haga otras cosas, pero no siempre puedo”, y es que uno de los obstáculos es que las pantallas se han convertido en un apoyo en la dinámica familiar diaria.
Con las largas jornadas laborales y las tareas del hogar, muchas veces las familias no tienen el tiempo ni las herramientas necesarias para presentar alternativas a las pantallas en casa; y muchas de ellas no tienen un acceso fácil a zonas de esparcimiento.
Tapuy: casa mágica, un apoyo para disminuir tiempos de pantalla en casa
Preocupados por esta situación, Antonio Villarroel y Verónica Benfele, diseñaron una alternativa educativa que aprovecha las pantallas como un canal para motivar a la infancia a aprender, jugar y hacer actividades manuales “fuera de línea”; disminuyendo el tiempo de pantalla hasta en un 77% y convirtiéndolo en un espacio en el que, a través del juego, se desarrollan habilidades como autonomía, toma de decisiones, pensamiento creativo y tolerancia a la frustración.
Tapuy: casa mágica fue reconocida por la Universidad de Valparaíso como uno de los 100 emprendimientos promesa de la región en el año 2022, presentándose como una solución para reducir el tiempo de pantalla y desarrollar habilidades que, según UNESCO, no se están desarrollando en la mayoría de los colegios de Latinoamérica.
Antonio Villarroel, director de la iniciativa, explica: “nuestras actividades están diseñadas por un equipo de psicólogas, educadoras, kinesiólogas, divulgadores de ciencias y arte. La idea es que niñas y niños de 04 a 12 años lo puedan hacer de manera autónoma, sin ayuda de mamá o papá”.
Usando una metodología propia, puesta en práctica con más de 15.000 familias a lo largo de 13 años, la plataforma de talleres en línea nació con la promesa de convertir 20 minutos de pantalla en más de 1 hora y media de juego fuera de línea. Cada taller presenta actividades como marionetas de papel, castillos de reciclaje o dinosaurios de plasticina, que las niñas y niños pueden hacer con materiales escolares y accesibles que ya tienen en casa.
Actualmente Tapuy: casa mágica es uno de los emprendimientos seleccionados e incubados en “Start Up Chile” de CORFO, una de las 10 aceleradoras más importantes a nivel mundial.
Para formar parte de esta experiencia y conocer más sobre los talleres de Tapuy: casa mágica, puedes conseguir el taller de regalo disponible en su sitio web, registrándote gratis en: www.mitapuy.org.
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