La Semana Mundial del Medio Ambiente tiene como objetivo, entre otros, educar a la población sobre la importancia del reciclaje y promover su práctica en todo el mundo. Por eso, Ball Corporation, empresa líder en fabricación de envases sustentables de aluminio, entrega las tres principales razones para preferirlos y así poder reflexionar acerca del impacto positivo que tiene reciclar estos envases.
Este material tiene uno de los procesos más eficientes y sostenibles que existen: La lata de aluminio es 100% reciclable y se puede reciclar infinitas veces sin perder sus propiedades. De hecho, si es descartada correctamente, vuelve a las tiendas renovando su ciclo dentro de 60 días. La lata de aluminio es el envase más reciclado del todo el mundo, con 71% de tasa de reciclaje promedio.
El proceso de reciclaje es uno de los más simples: Por lo general, las latas de aluminio llegan a una planta de reciclaje, donde se las separa de otros elementos y son tratadas y convertidas en grandes bobinas que se distribuyen para generar otros productos posteriormente. Se estima que casi el 75% de todo el aluminio producido históricamente continúa en uso hasta el día de hoy, lo que demuestra que es un material completamente circular.
Ahorro de energía y de agua: El proceso de reciclaje del aluminio requiere de una temperatura 50% menor a la necesaria en el procesamiento del aluminio virgen. Esto equivale a un ahorro de energía de entre 90% y 95% y un ahorro significativo en la cantidad de agua utilizada, comparado con el proceso convencional de crear latas a partir de materia prima virgen. Es decir que, si llevamos el gasto energética a términos cotidianos, al reciclar una lata podemos mantener encendido un televisor durante tres horas.
En este sentido, las latas de aluminio son un ejemplo real de economía circular, ya que pueden ser recicladas infinitas veces, reduciendo la generación de residuos y minimizando el impacto ambiental. Al reciclar latas de aluminio, se ahorra energía, se reduce la emisión de gases de efecto invernadero y se evita la extracción de nuevos recursos naturales.
“Necesitamos hablar de circularidad real, donde las tasas de reciclaje sean efectivas de reciclaje del material en la cadena, y no de recolección. A su vez, debe ser eficiente, con pocas o casi ninguna pérdida de calidad en el proceso, garantizando así que pueda ser reciclado y reintroducido en la cadena de valor como el mismo producto o como un producto superior, y no como uno nuevo de menor valor agregado. Solo la lata de aluminio cumple con todos estos aspectos”, explica Estevão Braga, director de sustentabilidad para Ball Sudamérica.
Ball Corporation trabaja en iniciativas de concientización para fomentar el reciclaje de las latas que se producen y actualmente cuentan con un índice de reciclado de latas de casi 80% en Argentina, alrededor de 33% en Chile y 90% en Paraguay. Asimismo, para 2030 tienen la meta de lograr una tasa del 90% de reciclaje global, con 85% de contenido reciclado en todas las latas, aproximándose a la circularidad real de los productos.
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